China termina con la política de único después de 35 años

A corto plazo no tendrá un efecto significativo en el crecimiento de la economía, ya que aún la mayor parte viene por la inversión y no el consumo, que representa únicamente el 36% del PIB, según datos del Banco Mundial, muy lejos del 60% en media a nivel mundial.

Seguiremos viendo en los próximos años una desaceleración suave en el PIB, por otro lado, ya anticipada, hasta situarse en un crecimiento entre el 5% y el 6% a medio plazo. Realizar este cambio de modelo económico no es sencillo, debido a que estimular el consumo tiene mayor dificultad que realizar inversiones o favorecer las exportaciones, como ha sucedido en las últimas décadas.

Hay que tener en cuenta que desde hace 2 años ya se había producido cierta relajación en la política de hijo único. Primero permitiendo un segundo hijo si ambos progenitores eran hijos únicos y posteriormente si sólo uno de los padres lo era. Pero entre las 11 millones de parejas que cumplen ese requisito, sólo algo más de un millón habían solicitado tener un segundo hijo, según la Comisión de Planificación Familiar, muy lejos de las expectativas del gobierno.

En ciudades como Beijing, después del primer año de implantación, obviamente con un poder adquisitivo mayor que las zonas rurales, también sólo la décima parte de las parejas se acogieron a la nueva política. En Shanghai esta cifra es incluso inferior, sólo un 4.5%. Fundamentalmente, por causa del coste para criar un hijo al que se le quiere dar la mejor educación, que algunas encuestas cifran en 100.000 yuanes, casi 15.000 euros, hasta los 12 años de edad, cuando la renta anual media de los hogares es 5 veces inferior.

En cualquier caso, esta medida sí va a contribuir positivamente a más largo plazo, aunque acompañada de algún estímulo fiscal para que tenga un mayor impacto, para el cual el gobierno tiene aún margen, intentando reducir la elevada tasa de ahorro del país, entre las mayores del mundo superando el 20% de la renta disponible.

Sin embargo, el mayor problema y la causa principal de la liberalización de la política de hijo único, es el envejecimiento de la población. Los mayores de 65 años han pasado de representar el 7% del total en el año 2000 hasta casi el 10% en la actualidad según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas. En China, la edad de jubilación es de 60 años en el caso de los hombres y 50 años para las mujeres, que alcanza hasta los 55 años si ellas trabajan en el sector público. También existen ya propuestas para aumentar esta edad de jubilación en los próximos años paulatinamente.

Ampliando la edad de jubilación hasta los 65 años, permitiría dar entrada en este momento a 77 millones de personas en el mercado laboral, cifra que sería de 110 millones en el año 2035, según estimaciones de Naciones Unidas.

La población entre 16 y 59 años acumula 3 años consecutivos descendiendo, situándose en unos 916 millones de personas. De acuerdo a esas mismas perspectivas, antes de que se realizara ningún cambio en la política de hijo único, caería hasta unos 806 millones dentro de 20 años.

Pero según la opinión del banco ANZ, con la liberalización anterior en la que uno de los padres es hijo único, se alcanzarían 10 millones de recién nacidos en la próxima década. Si bien, permitiendo dos o más niños, aumentaría hasta unos 60 millones.

Combinando ambas medidas, se podría mantener constante con relativa facilidad la población en edad de trabajar y, por tanto, el ratio de dependencia.

Sobre el consumo, tendría un primer efecto inmediato, con estudios realizados a partir de 1982, en los que se demuestra que la tasa de ahorro de aquéllos hogares en los que nacieron gemelos, era inferior a los hogares con un único hijo.

Por supuesto, en el futuro gran parte de estos nuevos niños estarán incluidos en la nueva clase media, que teniendo en cuenta unos ingresos entre 5.000 y 40.000 dólares, podría multiplicarse por más de cuatro veces en tan sólo una década, según un estudio de BBVA Research hasta alcanzar casi los 250 millones de personas.

Atendiendo a la riqueza, aquéllos que superan los 50.000 dólares, alcanzaron el año pasado los 109 millones de personas, superando por primera vez a Estados Unidos, de acuerdo a un reciente análisis de Credit Suisse.

El consumo chino seguirá aumentando en los próximos años, demandando también cada vez más servicios por la urbanización, todavía en marcha y que se espera alcance el 60% en el año 2020. Este incremento adicional de la población por los mayores nacimientos favorecerá en primer lugar un mayor gasto de las familias, como apuntaba anteriormente y, a continuación, consumo directo de los jóvenes en algo más de un par de décadas.

En aquéllas empresas relacionadas con la alimentación infantil o la educación, el efecto será manifiesto, demandando cada vez la sociedad una mayor calidad, sobre todo en el primer caso después de escándalos ocurridos como en 2008 con la leche infantil. Sin duda es una gran oportunidad para las empresas, no sólo chinas, sino también extranjeras, dónde los controles de calidad son mayores.

De todas formas, las empresas ya eran conscientes de esta importante demanda en un mercado tan competitivo como el chino, aunque está claro que deberán adaptar su oferta a las nuevas circunstancias.